domingo, 29 de diciembre de 2013

Esto es todo, amigos

La mañana no se presentaba muy prometedora. Como en todo clásico de dibujos animados, había al menos un par de villanos que se adivinaban tan invencibles como Gargamel para los pitufos o el gato Silvestre para Piolín. Uno era la lluvia, que fue anunciada pertinazmente por esos hombres y mujeres del tiempo que proliferan al calor de las predicciones de internet desde siete semanas antes. El otro, aunque sonara a chiste, era un mayúsculo problema de índole matemática: ¿cómo meter a 60 alumnos en una visita prevista para 30?

María Jesús y Carmen, guías tan formidables como previsoras, calibraban la más que probable necesidad de sustituir la visita extramuros por un recorrido intramuros. Pertrecharnos bajo el retablo mayor de El Pilar, guarecernos bajo cualquier cúpula o atrincherarnos entre los desastres de la guerra del Camón Aznar. Tan formidables y previsoras como osadas, nos dejamos llevar por el instinto, libre como el aire libre. 

Cabe añadir que fue providencial la encomienda celestial de Gelovira, que la noche anterior le tomó prestada una frase al mismísimo Homero Simpson: “No soy una mujer de plegarias, pero si estás en el cielo, ayúdame, Superman”. Y Superman consiguió que la lluvia quedara programada de 11.15 a 12.15, mientras estábamos al cobijo de la exposición de dibujos animados del Centro de Historias. 

El problema matemático se resolvió como en el chiste de los elefantes y el Seat 600, con una simple división entre dos, 30 delante (con María Jesús) y 30 detrás (con Carmen). Llegados a la exposición, el comisario José Luis se apiadó ante nuestra ensayada mirada de Gato con Botas en Shrek y entraron 30 primero y 30 después. Los numeritos bingueros del 1 al 60, que repiqueteaban en un bote de plástico para un siempre injusto sorteo, se quedaron felizmente sin usar. 

Al abrir estas fotos, bajo su formato de viñetas la lluvia había avivado los colores. También comprobé que el resultado de esta historieta, gracias a duplicar el número de participantes, tenía un aire mucho más animado de lo previsto. De eso se trataba. De animar la mañana, de que ganaran los buenos. 

Pero es momento de poner las cosas en su sitio,
empezando de nuevo por el principio: 
La mañana no se presentaba muy prometedora… 

pero nada más poner el pie en la acera, a eso de las ocho y media,
las calles tenían un inusitado aspecto de decorado, 

las pintadas habían cobrado protagonismo

y los viandantes tenían una marcada pose de personajes de Bruguera. 
Anacleto, Rompetechos, las hermanas Gilda...


Nos situamos en el jueves 19 del último mes
del año 2013 después de C., 
Toda España está a merced de los españoles.

 ¿Toda?, ¡no!

Un grupillo formado por irreductibles estudiantes 

resiste todavía y siempre

 a los aborígenes. 

Y la vida no es fácil para las guarniciones de españolitos 

reducidos en los campamentos próximos 

a la aldea de los famosos extranjeros. 

Aldea vigilada por nuestra fiel y megaalada reportera: Esther Casas,

que cayó de pequeña en la marmita del arte.

Lo que sigue no viene muy a cuento, pero llevaba años 
tratando de encontrar el momento de citarlo. 
Del libro "Las palabras andantes":

"Ventana sobre el arte (I)

En Zaragoza, han rendido homenaje a una bella torre mudéjar, ya derruida.

No es una torre reconstruida la que evoca a la torre que fue: 
ante el gran agujero donde ella estuvo,

un niño de bronce, sentado, abrazado a sus rodillas, la mira" 
(Texto de Eduardo Galeano)

Y así, ¡bip, bip!, los correcaminos abandonaban los sitios

cuando los coyotes llegábamos hasta ellos.

Y los superhéroes

nos cubrían de superfrases:

¿Qué hay de nuevo, viejos?

Y nos reforzaban la mirada con superpoderes: X-Men,

La Magdalena,

Heidis (+ Pedro),

Milú,

Pepe Gotera y Otilio,

La abuelita Paz

nos abrieron la manga hasta llegar

al Centro de Historias.

Renato tomó apuntes sobre técnicas de animación.

Desde la linterna mágica

a las 2D: Viktoria y Viktoria,

las 3D

 o las stop motions.

Stop.

Stop.

A la salida, llevados por tanta inspiración,

hubo quien necesitó orientación 
para desandar sus pasos.

Y otros que, no teniendo bastante, buscaron re-animarse.

Reanimarte.

Pintura y cine estaban ahora codo a codo en la calle, 
de la mano del surrealismo, 

definible como el feliz encuentro 
de unas pinzas y unas salmueras,

de unos palillos y unas aceitunas,

de un pez-copa y una alga

sobre una mesa de operaciones.

Y lo vimos claro y meridiano: 
Animar es dar vida.

Desde el Hombre las Nieves

al inspector Gadget.

Y por muchas vueltas que le diéramos la noche anterior 
invocando a  Tláloc, Superman, Batman 
y a todos los dioses de la Marvel 
para que la movida saliera en condiciones,  

lo mejor fue que la visita, incluida la hasta ahora 
última vuelta de la nueva noria, 
tuvo el sabor de un clásico:
Estheeeer...¡¡¡Yabadabadú!!!

Gracias 
a Anca Belu,
a Zaragoza Turismo y
a todos los que participasteis.

2 comentarios:

  1. Caro Extranjerix:
    Da gusto leerte y contemplar tus fotos como documentos indelebles de la realidad que fue y ya no es.
    Indefinible la de las anchoas, la de "creo que me voy a tomar otra" y la de "Rita". Las otras bien o mejor.
    Lo que no me ha gustado ha sido tus tiros a traición: que si ahí va ése, que si yavadavadú, que si no sé qué. Eso no se hace con un colega, con un compi, con un lírico como tú.
    Pero, como dice Gelovira, "¡qué bonito! Me encantaría haber estado allí. La próxima visita lo tendré en cuenta".
    Abrazos
    Geloviro (antes Idefix, guau guau)

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  2. Sabrás que tus apariciones en estos pseudorrelatos son, por comisión o por omisión, pieza clave para que la sintaxis funcione, como el momento en que Alfred Hitchcock se dejaba ver en sus pelis, a modo de talismán.

    Tienes razón en lo de que te pillé por la espalda, que no a traición, pues estampaste tu firma en el listado de consentimiento para que te hicieran fotos. ¿O solo era para los ojos de Esther (Casas)?

    Vamos a empezar bien el año y dejemos hablar a la auténtica Gelovira, "prima inter pares", que ponga un poco de orden en esta historieta de traición y resistencia. ¿La habrán prejubilado? ¿Nos habrá abnandonado -a unos líricos como nosotros- por el bardo Asurancetúrix? Geloooooo…!! Guau, guau!!

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