miércoles, 9 de mayo de 2012

Generación perdida



Mi nombre es Benjamín Villegas y nací en un pequeño pueblo del extrarradio de Barcelona el 16 de mayo de 1982.
Paolo Rossi era el mejor futbolista del mundo, Mayra Gómez Kemp la estrella de la televisión y este el máximo representante del poder mundial. Hoy Leo Messi es el mejor futbolista del mundo, esta la estrella de la televisión y este es el máximo representante del poder mundial. Este es el hombre que me prometieron que sería… y este el hombre que soy. Y pertenezco a la generación perdida. Nací en el seno de una familia trabajadora, una pareja formada por hijos de inmigrantes andaluces que buscaron un futuro mejor en los años 60. Mi padre era un joven pastelero aficionado a los cómics de Marvel y mi madre una guapa administrativa con una miopía simple de dos dioptrías. Cuando éramos unos críos nuestra vida giraba alrededor de las canicas, los trompos, el ¿Quién es quién?, los bollicaos. En definitiva, cientos de productos que nadie catalogó como tóxicos, peligrosos o insalubres. Nos pasábamos el día viendo a Espinete, Lassie, El equipo A, a MacGyver y un montón de programas y pelis que nos hicieron crecer confiando en que no importaba lo feas que se pusieran las cosas. Al final todo saldría bien. Tendríamos nuestro final feliz. Nos hicieron creer que formábamos parte de la generación mejor preparada. Éramos la élite y seríamos invencibles. Solo teníamos que soplar las velas cada año, desear cualquier cosa, estudiar mucho, licenciarnos, ser honestos y encontrar nuestra media naranja con un beso mágico. Nos casaríamos a los 25, y tendríamos un perro, dos hijos, una casa, dos coches, un chalé y seríamos felices y comeríamos perdices

Hicimos caso, soplamos las velas cada año, deseamos cualquier cosa, estudiamos mucho, nos licenciamos, fuimos honestos y las respuesta fue un montón de mierda como la LOGSE, Bolonia, la burbuja inmobiliaria, el trabajo precario, las etetés, la corrupción, la telebasura, la clase política, y ni rastro de las perdices. Somos la única generación que tiene que lidiar con tres crisis: la de los 30, la económica y la crisis de valores. Nos inculcaron que engañar, robar y mentir no nos traería nada bueno. Y una mierda. Existen una incontable lista de chorizos y mentirosos a los que no les va nada mal. Nosotros solo queríamos cumplir nuestros sueños y llegar a ser astronautas, periodistas, deportistas, médicos, presentadores, actores o, como hice yo: soñamos ser músicos y hacer discos. Fui un estudiante modelo. Empecé a compaginar el trabajo y los estudios a los 17 y ahora me veo a las puertas del desempleo. Sin chalé, sin los dos coches, sin la casa, sin hijos y sin perro. Bueno, el perro sí. Esta es la historia de la generación perdida, una generación que se quisieron saltar, pero que seguirá buscando su final feliz.

Tarea: Escribe en estilo directo el texto en negrita, es decir, las palabras textuales de “la voz de la sociedad” que escuchó Benjamín cuando era niño.

Solución:
"No importa lo feas que se pongan las cosas. Al final todo saldrá bien. Formáis parte de la generación mejor preparada. Sois la élite y seréis invencibles. Solo tenéis que soplar las velas cada año, estudiar mucho, licenciaros, ser honestos y encontrar vuestra media naranja con un beso mágico. Os casaréis a los 25, y tendréis un perro, dos hijos, una casa, dos coches, un chalé y seréis felices y comeréis perdices."

1 comentario:

  1. Montones de aplausos para el autor de este documento, quien hace un retrato exacto de una realidad dolorosa y terriblemente injusta. Así es, tal como él la describe, y así la viví yo entonces y la vivo hoy, por mi condición de madre de dos integrantes de esta generación. Mi admiración y mi apoyo incondicional también a todos ellos: a mis hijos, a Benjamín Villegas y a tantos otros jóvenes, por no perder la esperanza y seguir luchando con fuerza para cambiar las cosas.

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