Tiene razón Rowena en el comentario de ayer: “finalmente una foto de nuestra clase!” Quizás lo dijera con segundas intenciones, porque sabe que teníamos fotos guardadas bajo siete llaves (pudor, intimidad, pereza, nostalgia y tres más) desde el pasado mes de enero. Ahora que se acerca el final del segundo cuatrimestre, bueno será recordar que hace cuatro meses estábamos en las mismas. Me quedo con cuatro de esos momentos, excluyendo aquellos que pueden herir sensibilidades propias y ajenas:
En clase empezamos a ver las cosas torcidas (¿o fue un efecto de la fotógrafa?- la foto es de Rowena).
Y decidimos poner las cosas en claro, sentados frente a frente. A izquierda y a derecha.
Para terminar bailando juntos, a tres días del examen (el 21 de enero, sábado para más señas), una de esas danzas democráticas en las que los profesores se humanizan (o se animalizan) y las alumnas pasan de princesas a reinas de la noche.
Pues eso, que no pare: a jugar y a bailar.
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